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Coaching familiar: un consejero para los problemas        cotidianos

A las oficinas de los coach ya no sólo llegan ejecutivos que no saben manejar equipos de trabajo, ahora también acuden parejas intentando resolver sus problemas.

A las consultas de los coach las personas llegan hablando de lo que quieren. No del problema. Porque el problema es tema para sicólogo. Y las metas, para esos entrenadores de profesión que habitualmente se movían en el ámbito laboral y que de un tiempo a esta parte han comenzado a entrar a las familias como una especie de mediador entre sus integrantes.

Dificultades en la comunicación, manejo de normas o problemas financieros… En definitiva, las negociaciones domésticas que se dan entre una pareja o entre ella y sus hijos son los conflictos que están llegando a las oficinas de los coach. “Se trabajan las dificultades de aceptación, los límites y reglas para una convivencia sana; las cosas que muchas veces se creen obvias y no lo son”, explica Alida Talloni, Personal Coach y directora del Centro PNL & Coaching Chile.

En esos términos, si bien en el ámbito laboral es donde más se ha extendido la aplicación de esta técnica enfocada en la concreción de metas y que toman mayoritariamente ejecutivos, para poder manejar equipos, para muchos coach es en la relación de pareja donde más se debe aprender a escuchar, negociar y manejar las emociones, sin perder la identidad y el espacio propio.

Enfocados en el resultado, la manera de abordar los problemas, aclara Talloni, se diferencia sustancialmente del trabajo que realizan siquiatras y sicólogos: “Ellos tratan patologías o disfunciones, nosotros no. Ellos trabajan en modificaciones conductuales hacia objetivos terapéuticos y la base de un coaching son los problemas cotidianos, prácticos”.

PADRES E HIJOS
Justamente por una cotidianidad que se volvió un conflicto, la diseñadora Eugenia Fernández (42) llegó hasta una oficina de coaching familiar: en acuerdo con su marido, dejó su trabajo en una empresa de diseño industrial para dedicarse a sus hijos. Pero la decisión afectó su vida matrimonial.

“Comencé a sentirme inútil, sin mundo. Llegué a sentir envidia de mi marido porque pensaba que él sí que era valorado. Partí preguntándome qué estaba haciendo yo con mi vida”, relata esta mujer, y agrega que tras 10 sesiones -de no más de una hora- de entrenamiento junto a su marido, Patricio Larcon, como familia cambiaron las prioridades.

“De tanto encerrarme y no externalizar mis emociones, había olvidado mis grandes objetivos de vida”, dice Eugenia, graficando un tema que es recurrente para quien hace coaching y que tiene que ver con la necesidad que evidencian los clientes en cómo priorizar sus proyectos y cómo optimizar y administrar los recursos familiares. Este último, refuerza Talloni, es un fuerte generador de conflictos, “porque las parejas no saben cómo están gastando la plata, algo que siempre ha sido crítico en las relaciones”.

Es por eso que la técnica del coach, de acuerdo con Talloni, consiste en entregar “herramientas lógicas que generan cambios de percepción y enfoque (…) todo apunta a mejor calidad de vida”. En ese sentido, el sicólogo y gerente general de Ceoin Consultores explica que “los coach tenemos una visión integral de la persona y, por ello, podemos movilizar el cambio en diversos ámbitos”.

Y uno de esos ámbitos es el de la relación padres e hijos, que se tensiona por las diferencias propias del crecimiento y la necesidad de los jóvenes de buscar su propia identidad. Con los hijos, dice Talloni, hay muchas áreas de roces, “está el tema del respeto, de cómo aceptar que un niño se vista de tal manera teniendo en cuenta que en el colegio tiene un promedio 6,5 o de comunicación en el que la mamá habla mucho y al hijo sólo le queda escucharla, también está el aceptar el orden-desorden de la pieza de un adolescente sin decir ¡qué desorden más grande!”. En estos casos, advierten los coach, cada enfoque metodológico debe ajustarse a las características del niño.

De hecho, la relación entre padres e hijos es un tema recurrente en las oficinas de coaching familiar. De acuerdo con varios profesionales del entrenamiento, la edad promedio de quienes llegan a las consultas es de 42 a 48 años, los que quieren mejorar su relación familiar porque se dieron cuenta de que “no lo están pasando bien ni ellos ni sus hijos. Son padres de niños adolescentes, sobre los 15 años, que están con un grado de conflicto y no saben cómo manejarlo”.

 

Fuente: www.latercera.cl

yoaprendo.cl/2010/02/11/coaching-familiar-un-consejero-para-los-problemas-cotidianos/

Entrevista a Alida Talloni, La Tercera, 11/02/ 2010

 

 

 

Alida Talloni

2009




 

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